viernes, 9 de agosto de 2013

Ciudadanía Ambiental: Una solución sustentable para incidir en la Agenda Pública

La Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM) representa un caso particular en cuanto al abastecimiento de agua potable. Ubicada por encima de los 2 000 metros sobre el nivel del mar, es un claro ejemplo de la vulnerabilidad del equilibrio ambiental ante la creciente demanda del servicio. Las demandas impuestas a las reservas finitas de agua son una amenaza para las actividades sociales y económicas, para la vida y la salud humana.

Como consecuencia de la centrali-zación de las actividades econó- micas, a partir de 1940 la Ciudad de México presentó un acelerado crecimiento demográfico. En el transcurso de esta década, con la incorporación de los municipios conurbados del Estado de México, se estableció lo que hoy conocemos como ZMCM, que abarca un área de 4 979 km2, y en la que habitan 19.15 millones de personas, lo que significa que 18% de la población del país se encuentra asentada en tan sólo 0.3% de la superficie total. 



Para abastecer a la zona del vital líquido, existen tres sistemas: dos provenientes de cuencas externas (Sistema Lerma y Cutzamala), y la última consiste en la explotación de aguas subterráneas propias (68% del suministro de agua potable a la ZMCM). Actualmente, el Sistema Lerma aporta un caudal de 5.0 m3/s, y en los 40 la cuenca del Alto Lerma ya presentaba signos de sobreexplotación, lo que dio origen a la incorporación del Sistema Cutzamala.

En los últimos años, las presiones ambientales impuestas por el crecimiento de la población, la urbanización y la industrialización se han convertido en un tema de interés general. Las demandas a las reservas finitas de agua representan una amenaza para toda clase de actividad social y económica, para la vida y la salud humana. Por lo tanto, no es recomendable resolver los problemas actuales relacionados con los recursos hídricos aplicando únicamente soluciones técnicas; resulta imprescindible comprender mejor y tomar en cuenta la diversidad de la dimensión cultural del agua con el fin de encontrar soluciones sustentables.


La solución.

El agua forja nuestra vida diaria, la memoria colectiva e identidades; es el único recurso natural que interviene de manera esencial en todos los aspectos de la sociedad, desde la agricultura y la industria, hasta las prácticas culturales y los valores religiosos. A pesar de que la interacción sociocultural con el agua varía tanto como la distribución del recurso, nuestra dependencia vital es un denominador común y una fuerza que impulsa el desarrollo.

Más de 40 años han transcurrido desde la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo (Suecia), donde el Principio 19 de la declaración política de esta reunión significativa, recomienda impulsar procesos educativos sobre el medio ambiente, escolares y no escolares, y dirigidos a todos los sectoresy grupos de población, para fomentar una toma de conciencia crítica sobre los problemas del entorno, y actuar en consecuencia.

Preocupados por esta grave problemática, un grupo de estudiantes de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Biotecnología - IPN (UPIBI) de la carrera de Ingeniería Ambiental, de forma extracurricular desde abril de 2011 se dio a la tarea de concientizar sobre la importancia en el tema de la generación de residuos sólidos urbanos, el consumo de agua y el ahorro de energía eléctrica. Los trabajos comenzaron en la comunidad de la Escuela Secundaria Técnica Nº 119, Juan Rulfo, ubicada en Valle de Chalco (Estado de México), región que ha sufrido inundaciones por el desborde del Canal Río de la Compañía.

En julio del mismo año, y con la intención de obtener mayores competencias en el área educativa, el equipo fue capacitado y acreditado dentro del Proyecto Conjunto UNESCO PHI/WET (Programa Hidrológico Internacional / Water Education for Teachers) que la CONAGUA coordina a nivel nacional, para impartir talleres de cultura del agua, apoyados de la Guía Educativa ¡Encaucemos el Agua!Con esta herramienta, ha implementado talleres de educación ambiental de forma permanente en diversos espacios educativos, desde nivel secundaria, hasta superior. De igual forma, en espacios culturales dedicados a niños, jóvenes y público en general.

Con apoyo de la CONAGUA y las autoridades de la UPIBI, coordinó, junto con el Movimiento Juvenil por el Agua (MOJA), la logística del Segundo Encuentro Juvenil por el Agua, realizado en septiembre de 2011, con la finalidad de solucionar las inquietudes de un sector pocas veces tomado en cuenta: la juventud. De esta forma, se presentó un espacio de discusión y participación en el que se crearon ejercicios de políticas públicas al estilo grass roots (desde abajo) para analizar la situación actual del agua en el contexto local. Aproximadamente 400 alumnos del nivel superior expresaron su sentir con respecto del papel que jugamos dentro de la problemática. Del total de participantes, se obtuvo una muestra de 120 encuestas de las que se identificaron: la sobreexplotación del agua, la contaminación y desperdicio, las inundaciones, el nulo mantenimiento de la infraestructura hidráulica y la falta de agua (cortes), como los principales conflictos.

Los jóvenes manifestaron una corresponsabilidad, como ciudadanos, con el gobierno y las autoridades en la materia, así como con la industria. 35% identifican a la educación ambiental como una posible solución ante estas premisas; también mencionan a la planificación del recurso, la reutilización del agua, el pago de multas por desperdicio, la correcta aplicación de la legislación en la materia y la vigilancia ciudadana. Además se localizaron problemas prioritarios en las delegaciones Gustavo A. Madero, Cuauhtémoc, Azcapotzalco, Iztacalco, Iztapalapa y Coyoacán, y en los municipios Ecatepec, Naucalpan, Tlalnepantla de Baz, Nezahualcóyotl, Cuautitlán Izcalli, Ixtapaluca, Chalco, Valle de Chalco y Texcoco.

Con base en lo anterior, el mismo grupo decidió darse a conocer en febrero de 2012 como Atzallan - Manantial de la Sustentabilidad; desde entonces, se ha planteado la meta de constituirse como una asociación civil, con la visión de posicionar y mantener sus acciones en el cuidado del medio ambiente y la preservación de los recursos naturales, integrando los esfuerzos colectivos que contribuyan a impulsar el compromiso social y ambiental en un panorama nacional, para transformar las costumbres cotidianas en acciones comprendidas a favor de una cultura ambiental.

Así, en agosto pasado se realizó el II Foro Ambiental Sembrando Ideas y Cosechando Oportunidades de Vida, que se convirtió en un espacio para el intercambio académico y cultural en materia ambiental, con la participación de expertos en diferentes áreas de competencia. Además, fue un puente entre el sector docente, gubernamental, empresarial y cultural.

Finalmente, como parte de la evolución del proyecto Educación y Cultura para el Florecimiento de la Sustentabilidad Ambiental en el Valle de México, el grupo trabaja en los indicadores para evaluar el impacto real de sus acciones en los espacios en los que ha interactuado. A través de este proyecto, el principal objetivo es llegar a una escala de autogestión, mismo que se considera el nivel máximo de participación ciudadana, en el cual la ciudadanía diseña programas, los administra y ejecuta.

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