jueves, 11 de junio de 2020

Mares y océanos contaminados: El precio a pagar por nuestra vida en las Ciudades.


Cuando alguien te menciona la palabra océano lo que te imagines es una playa de aguas azules, arena blanca y reluciente, suaves olas, o visualizas el mar profundo con los corales de colores, las tortugas, grandes ballenas, cardúmenes de peces. Pero la realidad es totalmente diferente, los grandes océanos han pasado de ser maravillas naturales a lugares en peligro, contaminados y a veces inhóspitos.

Puede parecer que solo ensuciamos el mar cuando turistéamos en las playas, sí tenemos la oportunidad de ir a unas vacaciones a las costas, pero todo en el planeta está conectado tanto de forma natural, por ejemplo, con el ciclo del agua, como por la globalización en la manera en que nos desplazamos y desplazamos diversos materiales de un continente a otro, hace que los contaminantes de las ciudades lleguen a los mares.
 

Desde aguas residuales, plásticos, plaguicidas, herbicidas, fertilizantes químicos, detergentes, hidrocarburos, hasta medicamentos, el ser humano a vertido diversos contaminantes en el mar. Gran cantidad de estos contaminantes son liberado al ambiente antes de mucho antes de llegar a las costas.

El 80% de la basura acuática encontrada en los mares proviene de la mala gestión de los residuos sólidos, que se eliminan de manera incorrecta lo que ocasiona que se viertan en ríos y afluentes que arrastran todos esos residuos al mar. Se han detectado desechos en las zonas costeras, en aguas lejos de fuentes antropogénicas de contaminación, en aguas superficiales, en la columna de agua de las aguas profundas, en sedimentos de los océanos e incluso hasta atrapada en el hielo marino, desde el Ecuador hasta los dos polos.

La basura flotante supone una costosa amenaza para el transporte marítimo, ya que puede enredarse en hélices y timones, haciendo peligrar la navegación. Es especialmente perjudicial para la vida marina: las criaturas pueden quedar atrapadas dentro de contenedores o enredarse en redes y cuerdas. Además, los microplásticos pueden entrar en la cadena alimentaria ya que son indigeribles cuando se tragan.


Podemos evitar que los residuos sólidos lleguen al océano desechándolos de manera correcta, tirándolos siempre en contenedores donde no serán arrastrados hasta ríos y mares, y yendo más allá, separar los residuos y llevarlos a una recicladora evitando así que se conviertan en basura. Otra solución que podemos implementar es consumiendo productos que se hagan localmente o en el país y evitar en lo más posible los productos que tengan que transportarse a través del mar, ya que los grandes buques pueden verter desechos de forma no intencional o en algunos casos de manera intencional.

Por otro lado, las aguas residuales son otro factor que afecta a los océanos ya que son vertidas sin ningún tratamiento, debido a que faltan plantas de tratamiento para las aguas residuales en las ciudades y en las industrias, hoteles y explotaciones mineras, agrícolas y ganaderas, lo que ocasiona grandes desechos de aguas contaminadas que hacen mucho daño al medio ambiente, desde que son descargadas en ríos y lagos para llegar posteriormente al mar. 


El mar, como fuente de agua, es incapaz de absorber y neutralizar por sí mismo los contaminantes de las aguas residuales, pues la cantidad a la que llegan al mar es demasiada, por tal motivo pierde sus condiciones naturales de apariencia física y su capacidad para sustentar una vida acuática adecuada, por lo que se pierde el equilibrio ecológico.

Además, se han encontrado en ostiones y peces que llegan a nuestras mesas sustancias tóxicas como cadmio, plomo, mercurio, cobre, zinc, compuestos orgánicos persistentes como plaguicidas, hidrocarburos, y bacterias de salmonella y de cólera, todos ellos provenientes de las aguas negras, que se van pasando con la cadena alimenticia desde el primer organismo que ingiere alguna de estas sustancias.

Los océanos nos brindan múltiples beneficios, desde alimentos, regulan el clima, nos dan oxígeno, quitan el dióxido de carbono, etc., y cubren gran parte del planeta por lo que al cuidarlos protegemos a la tierra incluyendo la vida que hay en ella.


Fuentes:

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